Un nuevo curso ha empezado. Al principio, las matas no dejaban ver el huerto. En la primera de nuestras parcelas sobrevivía un manzano, un almendro y las alcachofas del curso pasado. Con unas cuantas manos enseguida las hemos rescatado.
Entre la maleza se ocultaban unas pequeñas setas, pero ni rastro de gnomos (sólo algunos enanos). Habrá que seguir esperando.
Entre la maleza se ocultaban unas pequeñas setas, pero ni rastro de gnomos (sólo algunos enanos). Habrá que seguir esperando.
Tampoco faltaba la manzana encantada (de habernos conocido, claro).
Al final llegó la noche, y con ella nuestro pequeño terreno ya empieza a parecer un huerto. ¡Bien hecho!
También hemos empezado a preparar la parcela de al lado, pero eso es otra historia y deberá ser contada en otro momento.
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